Un día ideal


Aquel día desayuné por primera vez en mi vida. Preparé un par de tostadas, les unté manteca y les espolvoreé un poco de azúcar encima. Junto a una taza de café con leche, le di dos mordidas a una de las tostadas, no estaba acostumbrado a comer a la mañana. Vomité. Telefoneé al trabajo. Me dijeron que no me preocupara, que cuando me haya repuesto, me esperaban de vuelta. No tenía mucho trabajo, pero era una lástima, había comenzado tan bien el día.